Cuando lo veas en la estantería, sabrás de inmediato que deberás leerlo.

Es su novela número 15, el oficio de la escritora se nota, sobre todo en la capacidad de construir diálogos convincentes del mundo que mejor conoce y el que la obsesiona: la clase alta tradicional chilena. “Subercaseaux es una escritora intensamente política y lo que le interesa, en verdad le fascina, es la derecha chilena. La ha investigado tanto que se diría que ya no va a ser capaz de sacar nada fresco de ella. Pero es indudable que su atención se centra en los viejos clanes que han detentado el poder por generaciones”,  los apellidos que son rancios y ligados a la derecha de antiguas estirpes, a sus usos y abusos.

En esta novela la trama y el género corresponden a la clásica novela de misterio, donde el lector debe adivinar quién es el asesino.

Es una especie de Elizabeth Christie o de Agatha Subercaseaux, quien nos conduce a través de la mirada de los distintos involucrados en el extraño desaparecimiento de Julia García, la pariente pobre de los Orrego, que celebra su matrimonio con Luciano, uno de los hijos del temido y respetado senador Pastor Orrego. Es un segundo matrimonio para ambos contrayentes, lo que no es bien visto por el muy conservador entorno de la familia y por el izquierdista y resentido Jonás, el primer y despechado marido de Julia, padre además de Camila, la pequeña que tienen en común.

Pero hay algo más, más oscuro y siniestro que un simple rechazo social. La desaparición de Julia se vincula a un antiguo episodio de abuso sexual, de violación, mañosamente escondido…

 

Entretenido, cautivante, ¿no? Así es esta décimo quinta novela de Elizabeth Subercaseaux, una escritora tan prolifera como competente.