DOÑA CIRA CAMPILLAY AUTENTICA DIAGUITA EN LA PUNTA DEL CERRO




Recuerdo que cuando niños si molestábamos mucho o éramos muy inquietos nuestros padres nos amenazaban con “mandarnos a la punta del cerro”. Claro que esto no le ocurrió a nuestra Cira Luisa. Su familia por allá por el 1920 optaron por “inventar” una choza en lo alto de uno de los cerros que rodea la quebrada de La Totora al interior del Valle de El Tránsito en la Comuna de Alto del Carmen.De sus padres ya fallecidos poco y nada se acuerda pero los tiene presente cuando habla y nos cuenta que fueron ellos los que “inventaron” esta vida arriba del cerro. Y allí nacieron ella y sus hermanos dos hombres y dos mujeres. Los varones murieron su hermana se enfermó y no volvió más quedándose la Isabel en la urbe del poblado de El Tránsito y Doña Cira la protagonista de esta historia no se movió de las montañas.

Ya está próxima a cumplir 70 años. Y se las arregla para compartir sus días con la única compañía del viento que sopla fuerte y a veces amenazante sobre esos parajes pintados de múltiples colores. Acuarela que regalan los cerros vecinos a uno y otro lado de la quebrada.El punto más cercano visible y habitable está a siete kilómetros y medios bordeando una seca quebrada que en sus tiempos debe haber tenido un gran caudal de agua lo demuestran sus socavones que nos salen al paso en cada curva y que hablan de un rio sonoro y cristalino. Aún quedan como vestigios los sauces que lloran al ver el lecho seco y silente. Y si nos vamos más allá en el tiempo los “viejos” aseguran que todo eso era mar. De peces y moluscos que están impregnados y sellados a la roca que los fosilizó para siempre. Están como pintados en cada piedra que nos sale al camino porque el vehículo hay que dejarlo a los pies del cerro.